viernes, 8 de agosto de 2008

Double Bubble

Lleva años gestándose. Durante sucesivos gobiernos de diversas personas y mismos colores liberales en este país se daba por hecho que todo iba bien y que, por supuesto, todo iba a ir siempre bien. Error. Para que las cosas vayan bien en el futuro no se pueden utilizar las políticas facilonas que tanto venden aquí de “vivir al día” y menos, por parte de un gobierno. Así que durante años nos han estado vendiendo que este país crecía, ¡y a qué ritmo!. De esta forma llevados por un frenesí de nuevo rico las familias han ido endeudándose más y más. Pero, para mantener en marcha la locomotora de las ganancias fáciles, facilitada por una inflación relativamente baja en este país se sigue incitando al consumismo exacerbado para todos los gobiernos puedan colgar el cartel de “España va bien” con un ritmo de supuesto crecimiento superior al resto de Europa. Es la extensión a escala nacional del modelo que llevó a la intervención de Banesto por parte del Banco de España aunque aquí no intervenga nadie.

Durante años en este país el crecimiento ha estado basado en la construcción, es decir, en NADA pues ha sido todo pura especulación sobre un producto que se ha inflado en base a mucho, muchímiso, dinero negro. Ha sido la euforia del euro. España se creía en la misma posición que otros países europeos con políticas, y mentalidades, mucho más serias. Durante años, las empresas españolas se han dedicado a importar (aumentando nuestro décifit comercial con el exterior) y, salvo contadas excepciones, no se ha invertido en I+D mientras que el tejido industrial desaparecía a ojos vista en un panorama mundial cada vez más liberalizado en el que hasta nuestros calzoncillos (o las bragas según gusto) se han fabricado en China o similares. ¿De que esperamos vivir en este país?¿Del turismo?. No hemos aprovechado los años de supuesta bonanza económica para hacer el cambio en la estructura económica que se necesitaba. En su lugar nos hemos limitado a intentar seguir compitiendo en el campo de la producción barata con mano de obra no cualificada atrayendo a este país a cientos de miles de inmigrantes que trabajaban en cualquier cosa por cualquier cantidad. Curiosamente eso crea un problema adicional cuando esa misma mano de obra deja de ser necesaria porque los sectores que más empleaban están cayendo en picado.

Por último no puedo dejar de mencionar algunos casos que me han resultado de todo punto inauditos y dignos de cualquier telenovela cutre de esas que tan de moda estaban hace años. Porque hay gente en este país que, como ya había sucedido en el caso de AFINSA, creen que la economía se basa en liberalizar los beneficios y socializar las pérdidas. Hay quien decidió invertir su dinero en vivienda no para vivir en ella sino para especular en un campo donde se prometía dinero fácil y ahora se ven atrapados por su propia inversión. También está el caso de aquel que, ya puestos, pidió un crédito inflado en 30 o 40 mil euros para comprarse un BMW, amueblar la casa y, por qué no, darse un viajecito por el mundo cuando en circunstancias normales no lo habría podido permitir. El problema es que tanto se repitió la mentira de que España iba bien y tanto ganaban unos pocos que hasta los bancos acabaron creyéndose las mentiras y concedieron créditos que no deberían haber condecido. Por ejemplo, hace unos días leía la noticia de una mujer, inmigrante ilegal, que protestaba porque el gobierno la ayudaba. Había llegado hace muy pocos años, como muchos de los inmigrantes que están ahora en este país, buscando su particular reino de Jauja. Y lo encontró, ¡vaya si lo encontró!. Su marido ganaba 2000 euros al mes trabajando, como no, en la construcción. Posiblemente mucho de ese dinero en negro, como se ha movido siempre en la construcción. Se meten en una hipoteca que a día de hoy les ha subido a 1700 más el coche y un hijo, claro, y, con la crisis, el marido se ha quedado sin trabajo. Y quería ayuda. Claro. También yo quiero que el gobierno me ponga una casa porque mi sueldo no llega los 2000 euros que cobraba su marido y que, por supuesto no me da para una casa ni para el coche y el hijo. Pero ella no tiene problema. Al fin y al cabo está aquí ilegalmente, se puede volver a su país cuando quiera eludiendo por tanto las deudas contraídas con el banco. Basta ya de que un cualquier trabajador no cualificado de la construcción cobre tres veces más que un trabajador formado mileurista.

Sinceramente, la situación de algunas personas, cegadas y engañadas por el estado de la economía me da pena. Me dan pena porque los pepitos, como ahora los llaman por ahí, simplemente se pusieron una venda en los ojos y decidieron vivir muy por encima de lo que sus economías podían o podrían en un futuro dar. Prefirieron pensar que la economía no cambia nunca y que la situación iba a mantenerse siempre con unos tipos de interés bajo, un petróleo bajo, etc. Pero también digo que las personas que fueron consecuentes con la situación no deben pagar los platos rotos de aquellos que por irresponsabilidad o por ignorancia prefirieron vivir al día en lugar de planificar su vida. Al menos nunca para que sigan manteniendo su absurdo tren de vida. La justicia social no puede ser como hasta ahora en este país se pretendía: hacer que la hormiga trabaje para que, durante las vacas flacas, la cigarra pueda seguir dándose la gran vida. Ahora es el momento en el que los que han llenado sus arcas de tremendos beneficios a costa de la construcción paguen lo que deben a aquellos a los que han estafado.

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