miércoles, 16 de abril de 2008

Ministro: ¿un "todólogo"?.

La pregunta es: ¿qué cualidades, qué formación, qué experiencia, qué currículo se necesita para ser ministro? ¿Es lo mismo para el ministerio de defensa qué para el de vivienda? ¿Para él de economía o él de justicia? ¿Para él del interior o él de medio ambiente?.

Me surge esta reflexión a raíz del reciente reparto de carteras de José Luis. No por nada especial. No porque sea ni más ni menos arbitrario que el de otras legislaturas. Simplemente a veces da la impresión que un ministro lo mismo vale para un roto que para un descosido; es como si un futbolista jugase un año de defensa, otro de delantero y de repente de portero; como si un profesor fuese un año de matemáticas, al siguiente de lenguaje y al tercero de historia.

¿Son tan polifacéticos nuestros políticos?. ¿O quizá da igual el contenido de un ministerio y el ministro sólo debe de saber dirigir?.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aún existe un grado superior - o tal vez un envidioso grado inferior - de "todólogos": los analistas.

Opinan a diario sin pudor ni humildad de cualquier tema, desde cotilleo político, economía, calentamiento global, ingeniería, clonación... hasta cine y literatura, famoseo, el hermano del asesino de Mariluz, fútbol y baloncesto en silla de ruedas.

Por lo menos estos no nos gobiernan - al menos directamente-.

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Buena reflexión sobre los ministerios; curiosamente no escuché a ningún analista hacerla.

¿Corporativismo "todológico"?

Anónimo dijo...

Insistiendo en la figura del ministro como "todólogo" resulta curioso reflexionar sobre el tema de la capacitación para desempeñar la dirección de un ministerio.

Para acceder a cualquier puesto de la función pública como norma general se deben superar unos procedimientos selectivos bastante exigentes. Puede que la oferta y la demanda también tengan que ver con el funcionamiento de los procesos selectivos, y parece que no siempre cumplen bien el objetivo de que trabaje el que mejor vaya a desempeñar el puesto, pero los contenidos de los temarios de las oposiciones suele ser extenso.

Por ejemplo, a un celador se le exigen muchos más conocimientos en el proceso selectivo de los que les va a hacer falta en la práctica. A muchos otros puestos sólo se puede acceder con requisitos de titulación o de formación - como parece natural -.

Y un cargo de tanta responsabilidad como el de un ministro es elegido a dedo y con unos criterios aparentemente ajenos a la búsqueda de la persona más eficaz.

No obstante existe una parcela de gobierno muy diferente en este sentido. No parece casual que el ministerio de economía y hacienda sea el menos dado a juegos, arbitrariedades o malabares políticos. Tanto PP como PSOE se preocupan de tener un especialista de primer nivel para estar al frente de la economía (Rato, Pizarro, Solbes). Y podemos observar gestos significativos como las "súplicas" de Zapatero a Solbes para que siga en el cargo, o la insistencia que Rajoy tuvo en campaña para captar a Pizarro - aunque ahora lo abandone porque no parece que su futuro como político vaticinara glorias -.